Los mensajes anónimos son mi gran dilema. No se si quiero recibirlos o no. Bueno, si para recibir palabras de aliento, han de ser anónimas, acepto, me rindo, siempre será mejor que el silencio o la soledad.
Por un lado están muy bien pues puede que alguien quiera decirte algo bonito y no se atreva si tiene que desvelar su identidad, pero por el otro, es desconcertante y a veces llega a ser descorazonador. Querría saber quien se toma la molestia de compartir conmigo unos minutos, unas líneas, un cariño. Quisiera saber para poder agradecer. Tal vez tampoco quieran agradecimiento, pero yo necesito expresar de alguna manera que me alegran, me aconsejan, me dan esperanza, me enseñan, me salvan y hasta me ruborizan. Y que hasta los echo de menos cuando me faltan. En serio, si supiera vuestra identidad (o en su defecto, un nombre falso) podría/querría deciros tantas cosas…